El abanico de Lady Windermere, de Oscar Wilde
En un elegante salón londinense, Lady Windermere se prepara para celebrar su cumpleaños con una gran fiesta. Todo parece perfecto hasta que una amiga le insinúa que su esposo, Lord Windermere, podría estar teniendo un romance con una misteriosa mujer llamada Mrs. Erlynne. Confundida, Lady Windermere decide enfrentarlo… pero él rechaza las acusaciones e invita a la supuesta amante al baile de cumpleaños de su mujer, para según él, reincorporarla a la sociedad. La noche apenas empieza, y Lady Windermere, herida en su orgullo, se debate entre la inocencia y la venganza.
El abanico de Lady Windermere, de Oscar Wilde, es una de esas obras que parecen ligeras a primera vista, pero esconden una ironía tan afilada como elegante. Estrenada en 1892, esta comedia de costumbres nos sumerge en los salones de la alta sociedad londinense, donde la apariencia lo es todo y los secretos circulan con el mismo sigilo que los abanicos.
Esta fue la primera gran obra teatral de Wilde y una de las más citadas por sus frases brillantes y su ironía mordaz. Detrás del humor elegante se esconde una mirada crítica a la sociedad victoriana y a la fragilidad de los juicios morales.









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